domingo, 21 de octubre de 2012

Cuento escrito por una Madre de Plaza de Mayo

Bueno... otra vez va copy paste

"Les voy a contar una triste historia...
Soy una cabecita negra. Vivía en un lejano lugar de este hermoso país Argentina; allí conocí a un apuesto Hornero; nos casamos y vinimos a su lugar de origen, donde había construido un confortable nido.
Tuvimos tres hermosos pichones, éramos muy felices...
Pero un día llegó una gran tormenta, con vientos huracanados, que aún se siente. Aves de rapiña comenzaron a destruir nidos, llevándose a nuestros seres queridos: a los buenos Pájaros Carpinteros que hacían cunas, mesas de trabajo, bancos para las escuelas; Horneritos que construían hospitales, escuelitas y casas para el que no la tenía.
Les digo que había algunos de estos pájaros que colaboraron con la destrucción, haciendo las jaulas-trampa donde encerraban a nuestros pichones.
Así empezó nuestra odisea, yendo a las cuevas de las Alimañas a preguntar dónde estaban nuestros pichones.
En esos lugares conocí a otros pájaros "Madres" que tenían el mismo dolor que yo. Palomas, Gorriones, Torcacitas, Canarios, Zorzales, Alondras, Ruiseñores, Colibríes, Golondrinas y, también, había algunas flores a las que le faltaban sus pimpollos.
Por ejemplo, la Azucena tenía una fuerza tremenda; ella nos dijo que teníamos que ir a ver al Chacal. Era el que mandaba. Le llevamos una carta. Para esperar una contestación fuimos a la Plaza de Mayo. Todavía vamos a esa plaza porque no hemos tenido respuesta. Las Alimañas se pasean por todos los lugares, como si ellos no fueran los culpables de lo que pasó.
Ahora sabemos que son mas de treinta mil hermosos pájaros, alegres y revoltosos, los que nos faltan.
Hablamos con el Tordo que es muy inteligente, le pedimos que nos haga, mejor dicho que nos escriba algo para pedir por ellos; lo hizo pero nunca nos contestaron.
Fuimos volando a ver al Cardenal para preguntarle si sabía algo, él está muy cerca del Azor, que sabe mucho de cetrería. Ellos, juntos con el Cuervo, son amigos de las asesinas Alimañas.
Un feroz Aspid se infiltró, mejor dicho se puso a la sombra de la Azucena, diciéndole que le faltaba alguien de su nido, se ganó confianza, y la destruyó, junto a otras.
Nos quedamos muy angustiadas. Fuimos a la Plaza, a pesar de la noticia. Ahora nos dirigen las Alondras que trinan dulcemente, pero... que gritan también las verdades a los malvados.
Y así nos juntamos todos los pájaros y flores de este castigado país. Con la ayuda de todos los pájaros y flores del mundo entero protegeremos nidos y jardines, donde nacerán y crecerán pichones y pimpollos sanos, valientes, revoltosos y alegres como los treinta mil que nos quisieron quitar, pero que están en esta Plaza, alegrándonos con sus trinos y envolviéndonos con sus perfumes".

Carmen "Tota" Ramiro de Guede: uno de esos pañuelos que exigen verdad y justicia.

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